Demonio 14



A veces, hay romances
Que están destinados a ser nada.
Que es mayor el deseo,
El afán de reconocer un país carnal.
Descubrir que bellezas naturales
Esconde una patria,
Que himno canta un gemido,
Que alimento se come de un pecho,
Que flor nace en una boca,
Que paisaje muestran unos muslos.
Y sin más.
Expedición de noche,
Viaje sin retorno,
Turismo de paso.

Sin embargo, hay naciones
Que invitan al regreso,
Donde uno se siente habitante
De esa tierra.
Y así fue con ella,
Me acostumbre a ella
A pesar de que ella, ya tenía conquistador.

Diré, que el lugar por donde pasé
Era el infierno
Por consiguiente, de ser viajero
Me convertí en diablo.

Impuro era mi roce
Y mi beso.
Incasto mi uña
Y mi lengua
Despiadada mi cercanía
Y mi compañía.

Mas no dejaba de ser bello.



A pesar que aquel romance era prohibido
Y negado este amorío
Nunca fue falso el cariño.

Si acaso, al despertar
Amanecía satisfecho,
No por menos dolido;
Puesto que ella,
A pesar de levantarse
A mi cuerpo entrelazada,
A pesar que sus ojos a los míos con devoción miraba,
Y una sonrisa que indicaba
El agrado de mi estancia;
Su primer pensamiento
Era por el hombre que amaba.

Este romance conducía a nada
Pero por ella era mayor mi anhelo
Y ya ella, no esperaba el momento
Que mis labios la besaran.

Si bien esta mujer tenía el alma pura
Desconociendo que era vivir
Con la aorta dividida;
Lidiando por primera vez  con el pecado,
Batallando a recuerdos y a caricias el engaño.
Y yo que era el diablo,
Que entre mis fantasías
Tenía su ánima sometida,
Corrompiendo la costumbre de su amar
Y de su vida.

Ya entre nosotros no había miedo
Ni cobardía.
Ya entre nosotros no había hastío
Ni pudor.
Éramos dos deidades
Sin poner rostro
A lo que maquillábamos
Que según decíamos
Era amor.

Nuestro punto de reunión
Y única intersección
Era aquel lecho,
Aquel catre,
Que transformó en purgatorio,
Donde era el medio de la absolución
O de la condena.
Donde nuestras agonías,
Nuestras penas
Buscaban un camino a la salvación.

Gritos,
Dolor,
Goce,
Pasión.
Hambre,
Desgarres,
Olvido,
Muerte.
Era lo que se liberaba en aquella expiación,
Donde bien y mal acechaban un camino a la gloria
Y aquella vía se denominaba amor.

Después de la penitencia
Llegó la purificación.
¡Tanto tiempo en el infierno!,
¡Tanto tiempo entre el edén y el averno!
Una noche todo calmó.
Viéndonos uno al otro las pupilas,
Hablando el más puro idioma del amor…
El silencio.
Rompió aquello diciéndome te amo…
Me dijo te amo.
Este amorío conllevaba a ningún sitio.
Pero la amaba…la amaba.

Todo era amor con ella,
Nos amábamos.
Todo era amor.
Pero por mucho afecto que se otorgue,
No se puede cambiar lo que es.

Yo era el viajero endiablado,
Y ella tenía a otro hombre amando.

En ella intervino la culpa después,
No resistió la pena
La cual, el alma envenenaba.
Sin previo aviso
Tomó distancia,
Y entre nosotros quedó lo previsto…nada.

Quizá por ser diablo
Le podrí el alma,
Y quiso encontrar absolución de sus transgresiones
Con el mero desamparo.

Pero aun con la distancia, no se perdona
Lo que unas manos trazaron,
Lo que unos besos marcaron,
Lo que una piel sintió,
Lo que unos oídos escucharon.
Todo por amor,
Todo por la palabra amar.

Entre amantes solo queda la pena
Y la condena.
Ella dormirá en el purgatorio
Recordando siempre mis manos
Mis besos
Mi pecho
Mi palabra.
Y por mi parte, al recostarme
Sencillamente volteo al techo…
Solamente veo el techo.

Ella quedó con su conquistador,
Su amado.
Y yo me quedé como el amante
Que terminó amando.
Como el diablo,
Por ella endemoniado.



J.G.A
Miércoles
02/01/2019
11:02P.M.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario