Rosa



¡Hola! Soy Juliancito
Pero mis papis me dicen de cariño…pues igual Juliancito
O también Juli
Pero a veces, cuando mis papis se enojan me dicen Julián,
Pero así bien fuerte
Pero solo cuando los hago enojar muchísimo.

Tengo 10 años
Y yo escribo esto porque mi papi le gusta escribir
Y escribe algo que dice que se llama poesía.
Cuando me explicó que era, medio le entendí.
Lo que si me gustó que dijera, es que es una forma
De decir algo muy bonito que uno vive
Y que uno lo escribe…o algo así me dijo,
Entonces quiero escribir algo muy bonito
Que vive en mí.

Se llama Rosita y es muy linda niña,
Aunque un poco loquita
Hace cosas muy…pues sí, locas
Pero es muy linda y muy bonita.
Tiene la piel blanca como la nieve
Y suavecita; suavecita como un peluche.
Ella tiene manchitas en sus mejillas
Que dice, que se llaman pequitas
Y tiene el cabello bien rojo
Hasta parece sangre, pero no es sangre.
Dice que su cabello es así
Porque de más chiquita
Le cayó agua de Jamaica
Y cuando se lo quiso quitar ya no pudo
Y por eso quedó así.
Les digo está bien loquita,
Pero me cae muy bien.

 A veces los niños la molestan mucho por eso
Luego le dicen “la jamaiquina” por lo que les dije.
La hacen llorar mucho y eso me enoja bastante
Y yo siempre la defiendo, diciéndoles que la dejen en paz,
Que ellos tienen el cabello de chocolate
Por lo negros que están.
Y luego ella se ríe y se le secan sus lagrimitas.

A Rosita le gustan las flores
Y sus flores favoritas son las rosas,
Pero no las rosas rojas, sino las rosas rosas
Porque tiene su color favorito, que es el rosa.
Esa niña tiene un problema con el rosa,
Siempre usa vestidos de ese color
Y se hace trencitas con listones rosa.
¿Les dije que estaba loca?

Bueno, ella y yo jugamos en los recreos juntos.
Nos encanta jugar a “las traes”,
A  “las escondidillas”,
Al “stop”,
“saltar la cuerda”,
Y muchas otras cosas.
Pero lo que más nos gusta,
Es ir al jardín y ver el mundo de rosas que están ahí…
¡Son un chorro!

Una vez Rosita quiso agarrar una rosa
Y se picó con una espina.
Le dolió mucho.
Y yo lo que hice fue darle un besito en su dedo.
Ella luego me vio y me dio un beso en mi boca.
Pensé que iba a ser asqueroso, pero no,
Me gustó mucho, tanto que quería más.

¡Ese día fue el mejor de mi vida!

Después de eso siempre pensaba en ella,
Hasta la soñaba.
Una vez soñé que nos casábamos
Y teníamos muchos bebés
Y todos se llamaban Julián.
En las clases, nos mandábamos mensajitos por papel.
En muchas me decía te quiero,
Otras me decía: “besas bonito”
Y otras me decía: “Eres mi todo”.
Yo le decía: “Me gustan tus besos”,
Otras veces le decía: “Me gusta agarrarme de tu mano”,
Y una vez le dije: “Eres mi rosa favorita”.

Una vez, en un recreo,
Estábamos los dos tomaditos de la mano
Viendo el jardín de rosas.
Luego, de la nada me dijo: ¿Ves todas las rosas?
Y yo le dije: Sí…
Pensé que iba a ser otras de sus locuras,
Hasta que me dijo: “Son todas las veces que te he dicho te quiero”.
Me quedé en silencio por lo que me dijo,
Es que…!eran un buen de rosas!
Y me había dicho entonces muchos te quiero.
Luego la miré y le pregunté: ¿ Sabías que somos una rosa?
Ella me vio, como siempre la veo yo cuando hace algo raro
Y me preguntó: “¿Cómo?”
Y le contesté: “Sí, la rosa es chiquita como nosotros,
Pero cuando nos decimos te quiero se hacen más grande”.
Ella sonrió y me dijo: “Entonces vamos a decirnos te amo,
Para que seamos más grandes todavía.
Y luego yo fui el que sonrió, y le dije: “Esta bien, entonces te amo”.
Y sí, sentí que mi corazoncito
Se hacía más grande.

Éramos muy felices.
La amaba muchísimo,
Tanto que decidí cumplir mi más hermoso sueño
Y era casarme con ella,
Para estar siempre a su lado,
Hasta que fuéramos muy viejitos
Y me tocara cuidar siempre de ella.

Le dije a mi papi que me acompañara
A comprar un anillo.
Él se me quedó viendo bien raro.
Me preguntó: “¿y para que quieres un anillo?”
Y le contesté muy sonriente: es que, ¡me voy a casar con Rosita!”
Mi papá entonces soltó una risota,
Jamás lo había reír tan fuerte
Y eso me hizo enojar mucho, porque se burló
Y le dije: “¡Es enserio!, me voy a casar con ella
Y vamos a tener muchos hijos, y todos se van a llamar Julián…
Lo soñé.
Mi papá soltó otra risa, pero más fuerte todavía
Y hasta creo le dolió tanto reírse
Que hasta estaba llorando
Yo estaba lleno de coraje, le dije: “¡ya!, ¡Es enserio!”.
A lo que me dijo aun riéndose: ya…ya…está bien. Pero eso sí,
Tú lo pagarás de tus domingos.
Después que me dijo eso, corrí bien entusiasmado por mi alcancía
Y saqué lo que tenía…¡50 pesotes!
Creí que hasta me alcanzaba hasta para dos anillos.

Llegamos a la joyería
Y comencé a buscar el más bonito de todos,
Pero ninguno me gustaba.
Hasta que lo vi.
Era un anillo que tenía una rosa
Y tenía diamantitos rojos en sus pétalos,
Y diamantitos verdes en su tallo.
Y le dije al señor de la tienda: “Señor, quiero ese anillo”.
Fue por él, y me lo mostró.
¡Estaba hermoso!
Entre más lo veía, más brillaba.
“¿Este es el que quería jovencito? Preguntó el joyero.
Sí, ¡por favor! Le contesté,
A lo que me dijo: “Esta bien…serían 200 pesos caballero”.
Sentí como frío en mi pecho,
Tenía tantas ganas de llorar,
Pensé que jamás me casaría con Rosita,
Quizá mi más hermoso sueño nunca se haría realidad.
Estaba muy triste.
Entonces mi vio mi papá y me dijo: “pon tus 50 y pago los demás, anda”.
La cara se me iluminó, y le di un beso enorme a mi papi.
Me lo dieron en una cajita, y ¿adivinen de qué color era?
Exacto…morada.
No es cierto, la pedí rosa.


Esa cajita la cuidé con mi vida,
Hasta dormí junto a ella,
Para que nada le pasara
Y para que no se me olvidara,
Porque al día siguiente,
Le iba a pedir su mano para casarnos.

Llegué a la escuela bien nervioso
Porque no sabía que decirle,
Pero sí estaba seguro, de que quería casarme con ella.
La esperé en el jardín, para hacerlo más especial.
Ese jardín quedaba justamente entre la entrada al colegio
Y nuestro salón, entonces tenía que pasar por ahí a fuerza.
La espere… “¡Dios, que le diré!”... “¿Quieres ser mi esposa?”.
No, eso está muy usado. Algo más especial para mi Rosita…
¡Ya sé que le diré!…¿Quieres ser mi… y tocó la campana para entrar a clases.
Ella no había llegado, era la primera vez que no venía a la escuela.
Me dije bueno, a lo mejor se le descompuso el coche,
O fue a ver una rosa que se encontró, yo que sé.
Pero pasaron 3 días y ella no aparecía.
Comencé a preocuparme, no sabía nada de ella.
Hasta que llegó mi directora, y nos dijo que Rosita
Estaba muy enfermita, que estaba en el hospital
Porque tenía problemas para respirar.

Mi corazón se hizo chiquito,
Jamás había sentido algo así.
Ya no me interesaban las clases,
Solo quería verla.

Cuando escuché el timbrazo de salida,
Salí corriendo del salón
Y me fui sin pensar al hospital.
Tomé un camión hacia allá,
Lo más rápido que pude.

Cuando llegué, vi a los papás de Rosita bastante tristes.
Me saludaron y pregunté por Rosita.
Me dijeron que estaba en su cuarto,
Pero que estaba durmiendo,
Que necesitaba descansar.

Había llegado a las 2 de la tarde al hospital,
Cuando vi el reloj ya eran las 8 de la noche
Y ni cuenta me había dado.
Yo solo pensaba en Rosita y en su vestidito rosa
Y su piel blanca como la nieve.
Cuando despertó, entraron sus papás primero
Para decirle a Rosita que tenía una visita especial.
Cuando me dieron oportunidad para entrar,
Caminé hacia el cuarto y me cerraron la puerta,
Para estar a solas con ella.

Estaba ahí acostadita
Con su piel más blanca que de costumbre,
Apenas podía abrir sus ojos,
Y apenas podía escuchar lo que me decía.
¡Llegaste! Me dijo muy bajito. Pero vi sus lindos ojos,
Y supe que estaba muy contenta al verme.

“¿Mi amorcito, estas bien”?, le pregunté
“Un poquito Juliancito, me cuesta mucho respirar, pero contigo estoy mejor”.
Verla así me puso muy triste, pero no quería llorar frente a ella,
Porque lo que más me lastimaba en este mundo,
Era ver su carita tierna llena de lágrimas.
Lo que hice, fue tomarle su manita
Y me acerqué a ella, viéndola a los ojos,  y le dije: “Te extrañé demasiado Rosita”.
Y no pude evitarlo, y se me salió una lagrimita.
Y para evitar que me viera, apoyé mi cara sobre su pechito.
La abracé muy suave, porque estaba muy delicada.
Parecía que se volvía como una rosa.
Ella apenas podía levantar su manita,
Para acariciarme mi mejilla.

Antes de irme a mi casa, porque ya era bien noche,
Recordé que tenía el anillo. Y le dije: “Te tengo un regalo”.
Saqué la cajita rosada y la miré.
Por como reaccionó supe que su rosa comenzó a agrandarse.
Le mostré el anillo y le dije: “Te amo mucho, tanto que quiero casarme contigo”.
Su rosa interna no podía más de gusto, que se le escapó una lagrimita…una lagrimita pura,
Como de rocío.
Y le pregunté entonces: “¿Quieres ser mi rosa?
A lo que ella agitó su cabeza diciendo sí.
Y le puse ese anillo en su dedito, y me dijo apenas: “estás loquito”.
A lo que le respondí: “Sí, pero no más que tú”.
Y la besé, la besé como nunca la había besado
Como cuando dos rosas se juntan y hacen un jardín,
Así la besé.
Tuve que despedirme de ella, aunque al día siguiente
Volvería con ella.
Pero nunca me dolió despedirme de ella, como esta vez.

Todos los días la visitaba cuando salía de clases.
Ya ni pensaba en la tarea, ni en los maestros, ni en mis amigos.
Solo pensaba en Rosita, y contarle todo lo que hice en mi día.
También contarle que todos sus amigos la extrañaban mucho.
Parecía que cada día mejoraba, se le veía cada vez mejor.
Ya veía más cerca el volver estar con ella y jugar todos nuestros juegos,
Pero sobretodo, jugar a lo que más nos gustaba…mirar el jardín.

Llegó un día, que estando con ella contándole mi día
Comenzó a dormirse. Y le dije: “No te duermas dormilona,
Que quiero mostrarte un juego que nos enseñaron en clases.
Se llama basta y dices las letras del abecedario y yo te digo ¡basta!,
Entonces en la letra que te quedaste, escribes un Nombre, un Apellido,
Un lugar, un color, y una flor. Lo tienes que hacer lo más rápido posible,
Sino pierdes. y quiero decirte, que cuando cae en la “R” escribo lo más rápido
Que puedo y pongo las 3 cosas que más me gustan.”
“Rosita, no te duermas que quiero jugar contigo”.
“Rosita, no te duermas que quiero contarte cómo será nuestra casa”.
“Rosita, no te duermas porque quiero enseñarte los mensajitos que te he escrito”.
Rosita, no te duermas porque quiero ver los “te quieros” otra vez en aquel jardín.

Rosita, no te duermas…Rosita, levántate…Rosita…Rosita…¿Rosita?

Hola, mi nombre es Julián
Y quiero decirles que Rosita ya no está.
Sus ojitos lindos se cerraron para siempre.
Su rosa se marchitó.
Ella está ahora, en aquel jardín
Y recién ella se fue, los “te quieros” dejaron de existir.

 Cada vez la visito, y aunque siempre lloro cuando estoy ahí,
Siempre le digo “te amo” a la única Rosa que permanece.
En su lápida, se encuentra el anillo que yo le di
Siempre le doy un beso, para que Rosa sonría
Y siga creciendo…en mí.
J.G.A
Lunes
04/02/2018

11:21P.M.

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