Era una
mujer vestida enteramente de gris
Cuyo paso
era mustio
Se le veía
caminar por las calles
Siempre en
lágrimas
Con el
rostro pálido
Los ojos
enrojecidos
Párpados
decaídos
Ella era
tristeza.
Dicha mujer
no se le escuchaba que sollozos
A veces, por
recuerdos era más su lloro
Bramaba,
expirando su alma triste
Según decían
que entre más lacerante era su memoria
Más grave
era su lamento.
En ciertos
momentos se tranquilizaba
Cuando de
llorar se cansaba
Optaba en
dormir
Donde no importaba
la hora del día
En
automático reposaba sobre su cama
Apenas su
sien sentía la almohada
Aquella
dormitaba.
Despertaba
después con los párpados enardecidos
Y siempre
con apenada lágrima
Puesto que
en sueños también recordaba.
Tristeza en
uno de sus paseos
Percibió en
una banca a una mujer siniestra
Sentada
ella, de perfil
Con ropajes
negros
Mirando un
punto fijo, hacia la nada.
Tristeza
reconocía aquella mirada
Ya que
varias ocasiones se situaba se la misma forma
Con un
propósito…memorizar.
Agobiándose
de instantes
De lugares
Símbolos
Gentes.
Pero a
diferencia es que aquella dama
No se le
escurría de sus ojos ni una gota turbia.
En eso, la
mujer de atuendo oscuro lentamente volteo hacia ella
La miró fija
a los ojos,
Clavándole
el alma en la mirada.
Se podía
apreciar lo destruida que estaba
Sin embargo,
tenuemente fue mostrando una sonrisa.
En aquel
avistamiento se quedó atónita
Tanto fue su
consterno,
Que alcanzó a ver tenue punto negro en su
pecho.
Aquella
mujer comenzó a ponerse de pie pausadamente
Caminando en
dirección a ella.
Esa mujer
levemente cojeaba sobre un lado
Tomando con
su mano diestra la parte de su abdomen derecha
A la altura
del hígado.
Estando
frente a frente
Aquella
señorita le sonrió nuevamente
Luciendo más
grande aquella mueca
Conforme
sonreía, aquel punto negro en su pecho
Se expandía.
-¿Qué
acontecimiento tuviste para someterte a las lágrimas?
Preguntó
aquella dama oscura
Tristeza le
contestó: “la vida”.
-¿y acaso la vida hay que vivirla llorando?
-¿Se puede
de otra forma?
-Recordando,
como tú y yo sabemos.
-Pero
recordar es lo que me hiere.
-pero, ¿por
cuánto tiempo?
Mostró otra sonrisa más curva
Aquel punto
aumentaba.
-de saber
cómo es vivir, ¿por qué nunca haz llorado?
-porque ya
de lágrimas sé y muchas he derramado.
El punto
negro aumentaba.
-¿Quién eres
y por qué a mí te has acercado?
Sutilmente
le tomó una de sus mejillas con su mano
Y con el
dedo pulgar le fue borrando toda gota escurrida.
-Yo soy tú
con el pasar de los días.
Veme bien
que en mí te haz de convertir
A su tiempo
esas lágrimas que te seco se acabarán.
Mi nombre es
Melancolía.
Una última
sonrisa le mostró a tristeza
Y aquello lo
que comenzó siendo un punto
Logró ser un
hueco.
El dolor en
su costado la doblegó
Dejándola en
rodillas
Tristeza
quedó a su altura
Levantándole
su rostro.
Le hizo una
última pregunta:
-¿Cómo es
que dejo el lloro?
Melancolía
le trabó la mirada a la de ella
Y le
contestó lo siguiente:
-el tiempo
suele cicatrizar las heridas
Pero jamás
curar las aflicciones.
Por ello la
lágrima más sufrida
Es la que el
tiempo no seca.
Mas llegara
el día que en ti nada desvanezca
Y sabrás que
el dolor que en ti permanezca
Es por
cuestión del pasado
De la
ausencia de lo bien amado.
El dolor es
tuyo, a nadie le cuentes
Mejor brinda
una sonrisa
Notando que
con el desconsuelo puedes.
Y no se fue
sin ates mostrar su lágrima más sufrida.
Desde
entonces a tristeza le surgió un dolor abdominal
Pero decía
que aquello pasaba, solo era temporal
Desde
entonces dejó de llorar.
Y sintiendo
aquel dolor le comenzó a salir una sonrisa
Como también
un punto negro en su pecho.
Entre la
tristeza y la melancolía
Solo hay un
segmento
Podría ser
el tiempo
El pasado
La herida
Pero mayor
es el silencio.
J.G.A
Domingo
04/11/2018
07:26PM
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